Me absuelvan los silencios
de tan larga condena,
del rostro que en sueños
me persigue
y a mi alma inquieta.
El es el susurro alborotado
que se duerme
en mi madrugada,
me arrebata la lucidez,
me refleja en la mirada
ternuras jamás encontradas.
Me absuelva la soledad
en el vacío adormecido
en la almohada
cuando el beso nos hace uno
en cuerpo y alma.
Me absuelvan las estrellas
cuando no quiero te marches
cuando te aprisiona mi cuerpo
y me despiertan
del sueño casi eterno
tus manos.
Elizabeth