Con la luna partió,
me dijo
que ya era suficiente vida
que deseaba
la eternidad,
que de las luces
de su ser
llevaba al más allá
la magia
de haber nacido mujer,
de haber albergado
en su vientre
los cachorros
que lloran por ese viaje.
De su cansado
que deseaba
la eternidad,
que de las luces
de su ser
llevaba al más allá
la magia
de haber nacido mujer,
de haber albergado
en su vientre
los cachorros
que lloran por ese viaje.
De su cansado
peregrinar terrenal
que al fin debió terminar,
se llevaba para sí
el don de la amistad
hasta volvernos a encontrar.
En memoria de una extraordinaria amiga
Un hasta siempre SECA
En memoria de una extraordinaria amiga
Un hasta siempre SECA
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