VACIANDOME EL ALMA

Vaciándome el alma de los ayeres y la soledad,
entre el sonido de tus pasos al andar
y la orden expresa a mis ojos 
para que te dejen de encontrar
en las palabras que se agotan en el mar.

Con toda la ironía del mundo
dormitando en el amor jurado
ese del que presiento te has de olvidar
sin importar el café y los buenos días
cada día al amanecer.

Que seguro te he de extrañar
como se extrañan las costas de su mar
aunque estén cada día
diciéndole que ahí están
porque se hizo costumbre esperar.

Seguramente así será
en el mar de los encuentros
nos vamos a quedar
esperando entre silencios
la agónica palabra
que no quieres pronunciar
que se posa en tus labios
para gritar que es otra tu verdad
soledades y abrigos que ya no están.

Colección
Alboradas